viernes, 30 de octubre de 2009

La semana del depredador (en la guarida)*

21 de enero viernes negro

Triste día para un depredador como yo, parezco un viejo leopardo lamiéndose las heridas de este último año.
De propina, por la noche me pegó el palo el pie, menos mal que la chica del torreón, me había dejado un pequeño manual para las susodichas extremidades, sino anoche, tengo que salir corriendo -o más bien dando saltos- al hospital más cercano -como voy poco-.
Aquí estoy de nuevo, algo atontado a las horas que son, pero de buen humor a pesar de todo.
El dolor remite y al menos puedo caminar por la casa, creo que ha sido el tiempo -demasiadas horas de pie- y por supuesto la artrosis del tobillo.
No sé si alguien habrá probado alguna vez el transporte de palanganas de agua caliente saltando a la pata coja, sino, no hace falta ni que lo intente -la que armé de agua es para no contarla-, tardaré meses en recogerla al ritmo que voy. Confieso que aquello me desbordó y empecé a barajar la posibilidad de intentar encontrar la mítica canoa de mi abuelo -la que le salvó la vida en las inundaciones del 62-.
Resumiendo, acabé -después de horas probando muchas otras artimañas- atándole una cuerda a la palangana y tirando de ella -aquello hundiría la moral de cualquiera, pero no la mía-, en un momento de lucidez, salté a reír de lo grotesco de la situación, a pesar de todo la cosa tenía su gracia, me recordó a los hermanos Marx y su famoso camarote.
Mi guarida, al revés que la mayoría, contiene escasos chirimbolos -salvo los estrictamente necesarios-. Mucho papel por ahí revuelto -que he de ordenar estos días-, libros y algo de espacio vacío.
Cuando miro hacia atrás, veo el pasado año como una Bronka interminable, rodeado de cantamañanas y paranoicos -con todos los demás compañeros todavía más desconcertados que yo-, una larga pesadilla que por fin ha terminado.
Sigo en la máquina -pero con la pata en alto- pensando en cancelar la visita al dentista, no creo que pueda desplazarme -no hay mal que por bien no venga-. Sólo me faltaba, a las 5 de la tarde banderillas negras para rematar el día.
Anoche, en un ataque sin precedentes -en los anales de mí, ya dilatada, historia clínica-, todos mis achaques se confabularon y -sin esperar su turno correspondiente- me atacaron a la vez, sin compasión, con nocturnidad y alevosía para que no pudiera ni moverme esta mañana -estoy finiquitado vaya- Andar un metro es ahora mismo una hazaña prometeica -es un aviso y me voy a tomar muy en serio-.
El día que la diñe, en el Valle Hebrón tendrán que hacer reducción de plantilla -será mi venganza "post mortem"-.
Tengo cambios de humor, la risa viene y va ¡por fin! un día sin reírme me resulta inaguantable, no sé por qué, me pongo denso y pesado.
También es mala suerte, anteayer estuve con una experta en pies y no me dolía nada -no acierto ni en eso-.
Aquí está la jodida caja del móvil -no quería, pero dadas las circunstancias habrá que aguantarse-. Tarde o temprano, tendré que resolver este galimatías telefónico en el que paso total de sumergirme -que le den-. Miro al móvil con algo de aprensión, en cambio, el parece mirarme como si me conociera de toda la vida.
Así que ando -es un decir- con la movilidad reducida hasta donde llego con los brazos y algo desorientado para letras y números. Menos mal que tengo el regalo del "Viejo Bill" a mano.
A ratos estoy algo aturdido por el dolor continuo, me pone de los nervios, eso y la falta de movilidad. Hay cosas en las que mi mente, simplemente se niega a pensar -por algo será-, la dejo estar.
Ha venido Trivi, ha estado bien hablar con él -como siempre-, me he desahogado y nos hemos reído. El Ibuprofeno parece dar resultado -al menos puedo caminar por casa-.
Hoy ha sido un día duro y confuso. No he reconocido ni la voz de mi hermana Sonia y le he colgado el teléfono, diciéndole: te has equivocado.
Tranquilo ahora, sin ese dolor permanente, se ven las cosas mejor, pero me sigue dando pánico perder autonomía -he de arreglar eso-.
No tengo los nervios que tenía para aguantar situaciones de tensión, y hoy realmente, el dolor y sobre todo, la impotencia, me han trastornado un poco, será seguramente alguno de los medicamentos.
Habría que ser un lama tibetano, o un rastreador apache, para adentrarse en esa jungla y seguirle la pista a todos los efectos secundarios, cruzados, residuales y colaterales, a corto, medio y largo plazo, de los tropecientos remedios que circulan a toda pastilla por mi organismo ¡en fin! -mejor dejarlo estar-. Hoy dormiré bien.



25 Enero martes

Sigo varado desde el viernes, y ahora además, escorado a estribor como un navío torpedeado, en dique seco vaya -cual marinero en tierra-. Con todo lo que hay por hacer, me despisto un poco y la artrosis vio el cielo abierto, se dedica a joderme los días con saña y muy mala intención.
Esta mañana, nada mas levantarme, contraataco hábilmente y ahora la cosa sino movida, al menos es llevable. Para colmo, dicen los enteradillos del tiempo que llega una coalición de vientos polares y siberianos -como sí fuera una conspiración o algo así-.
Para mí, que es un montaje del Tripartito para demostrar que a prevenir y solventar emergencias no los gana nadie -por más confabulaciones atmosféricas que haya-. Tendrán algún material o estrategia nueva con la que intentar tomarle -una vez más-, el pelo a la ciudadanía y se lo quieren montar en plan parque temático urbano -parecen estar deseando que nieve a piñón-.
Aquí quisiera haber visto a alguno de esos listillos el viernes pasado, ahora mismo, estaríamos lamentando la tonta perdida de algún burócrata gilipollas con veleidades de servidor público.
Despliegue mediático para el frío ¡ya era hora que cambiaran el titular! empezaba a soñar con el "Plan Ibarreche" -que es como una tortilla vasca pero sin huevos-.
Afortunadamente, en nuestra esfera mediática todo va de otra manera. Andamos jodidos, cabreados y cansados, pero planificando respuestas y reorganizando el garito -que falta hacia-. De ahí mi frustración por tener que estar aquí viéndolas venir, ahora que por fin hay algo de actividad necesaria y real.
De los periódicos, últimamente sólo veo tiras cómicas y viñetas. Son lo más parecido a la realidad que encuentro en las páginas de las grandes industrias del nuevo siglo. Las factorías dedicadas a la producción de consumidores y al control del pensamiento, que son los mass-media de la época que nos toca vivir.
De "El Periodico" -el boletín sociata-, sólo los chistes valen la pena, tiene menos espíritu critico que la cúpula del PP.
Son las siete y acaba de irse el Viejo Bill -algo bueno tenia que tener el día-. Hoy lleno la farmacia -la legal y la paralela-, pues espero también suministros hospitalarios -vía atención personalizada- además, mañana me toca la farmacia alternativa -unas hierbas para dormir-.
Al final, los cogeré por sorpresa, los meteré a todos en el minipimer y haré un helado de tutti-fruti, o relleno para canelones, o cubitos de sopicaldo, todavía no lo tengo decidido, y las dosis a los dados.
¡Así me tengo que ver! agazapado en mi guarida esperando al frío polar. Sí se descuida el siberiano se llevará un guantazo mío de propina.
Hago repaso logístico, farmacias llenas, nevera llena, calefacción a toda pastilla, el ordenata también va, así que pongo música -son cubano cálido y suave de los cincuenta- y escribo.
En realidad, lo que me gustaría, es que una musa que conozco y no vive lejos, tocara el timbre, y pasar la ola de frío polar calentándome con sus ojos -pero eso no va a pasar nunca-. Así, que aquí seguiré, dándole a las teclas.


Jueves 27

Quisiera comenzar con un fragmento del poeta Cesar Vallejo, pero no lo encuentro, otro día será.
Sigo varado, pero ya puedo moverme con soltura en desplazamientos muy cortos. Creo que he descuidado este tobillo mío con el mogollón de las navidades y ahora es un momio estar aquí tantas horas, necesito sol y sonrisas -no veas lo de las sonrisas lo caro que se ha puesto con el cambio de año-.
Tengo problemas con el "On the Road" -cierra un ciclo, es el último cuento de la casa encantada-. Debo reparar algo y de momento, no sé cómo, o no tengo la claridad suficiente todavía para terminarlo -quizás no deba hasta dentro de un tiempo-. Afortunadamente ha dado entrada a estas breves reflexiones y experiencias del depredador.
Después de la crisis del "viernes negro", por falta de previsión o pura y simple estupidez por mi parte, toda la intendencia está por fin lista y ahora sólo quedan mis emociones por poner en vereda, se han desbordado por saturación y necesito que sean exclusivamente mías.
Que egoísta me siento al decir esto, parezco un lobo estepario, sé que no debería vivir así -nunca seré feliz de esa manera-. Me costó mucho llegar hasta hoy y ahora quiero un bingo, la vida aún me lo debe -lástima que juegue tan poco-.
Busco la alegría que suena por las calles y el brillo fugaz de unos ojos soñados que quizás nunca encuentre.
En abril, mis emociones volverán a ser mías del todo y habré ganado otra batalla a un viejo compañero, es "el depredador" que me cazará algún día, eso es seguro -pero tampoco va a ser mañana-.
De alguna manera yo también soy una especie de cazador, conozco las rutinas de muchas presas y también las de algunos cazadores -y ya no hay luchas dentro de mí-. Mi vida ahora mismo, es poco más y nada menos, sólo un desafío.
Mis pequeñas batallas íntimas son tan sólo mías y siempre las libro solo -además tampoco importan-.
Los jueves ya se sabe últimamente, o trascendental o críptico.


28 de enero viernes

Hay que ver los jueves lo trascendental que me pongo -no es propio de un depredador como yo-.
Sigo en tierra, aunque mañana llega un amigo de Zaragoza y hace más de cuatro años que no lo veo, además tenemos cosas importantes que hablar. El maño, siempre que viene a Barna es por echar una mano -necesitamos más maños y menos cantamañanas-.
Ya mismo saldrá de nuevo nuestra señal, con menos alcance de momento, pero más unidos y conscientes de nuestras propias capacidades -saltó el tapón- ya era hora.
Ahora, no sólo fumo hierbas, además, de propina, me tomo un brebaje exclusivamente vegetal -mientras no las confunda-. Tantas hierbas seguro dan que pensar a alguien ¿estaré enganchado? Parece una tontería, pero hay gilipollas que le buscan punta a todo, en vez de aburrirse como hace la inmensa mayoría, ¡en fin! dejémoslo aquí.
La semana ha sido larga y solitaria, pero tranquila -lo necesitaba como el aire-. Espero que todas las semanas no sean tan duras, lo de solitarias ahora no me preocupa mucho, total, todo pasa y la primavera está al caer, y este año, será luminosa para el depredador... seguro.


*Fragmento del libro "Ruido de fondo".

lunes, 26 de octubre de 2009

viernes, 23 de octubre de 2009

Retrato*

Como todavía no sé que profundidad y aspecto darle a este retrato, pongo algo de música para ir pillando onda.
Blues, música cálida, suave y triste, como un lluvioso y ardiente atardecer de verano en lo alto de una colina. ¿Cuánto hay del observador cuando retrata a otra persona?, ¿la ve como es?, ¿cómo le gustaría que fuera?, ¿se puede conocer a otro sin aproximarse a el?, ¿sin saber el aire que respira?, ¿ni qué fantasmas lo atormentan?.
Después de la tontería retórica -y no sin algo de emoción y espanto- afronto, ¡otra vez! una tarea hercúlea -a pesar de estar en las últimas-.
Técnicamente es posible hacerlo a grandes rasgos sin acercarse demasiado, pero este retrato es muy especial, necesita describir a alguien que, vista de lejos, es una chica como cualquier otra, pero, es en las distancias cortas donde se desenvuelve con mas soltura, está en su terreno, lo sabe y lo utiliza.
No sé, si esa forma suya de mirar, altanera y desdeñosa -como subida en lo alto de un camión de butano, y desde allí, te quisiera ir lanzando bombonas-, es su manera de proteger su fragilidad. Esa fragilidad que no quiere mostrar -y es más que evidente para este observador-, la hacen fría y distante.
Sus palabras y sus ojos, a veces no están de acuerdo, en otras ocasiones, te mira desafiante -como si fueras tú, el que le quitaba el bocata en el recreo-, entonces, su mirada es impenetrable y le sobra todo el mundo, según el parecer de este humilde, frágil y para su desgracia, ya poco imparcial observador.
Sus pies por ejemplo -pieza esencial de cualquier descripción femenina digna de tenerse en cuenta-, de ellos, no puedo decir prácticamente nada, sin estudiar antes, a fondo, algún catálogo de calcetines, porque no se los he visto, a pesar, de haberlos tenido siempre delante, son pequeños, eso sí, pero como casi siempre se los está sobando, son una especie de arcano para mí -ni siquiera sé, si tiene cinco dedos en cada uno-, no sé si es casualidad, o los esconde por algún motivo.
¿Es coqueta? La pregunta del millón, porque en ese terreno presiento que, diga lo que diga, me busco una desgracia, a menos, que solvente él tramite por la vía rápida y lo resuelva al instante, diciendo: si está en un espacio cerrado, es muy difícil ignorarla, porque casi nunca se deja ignorar.
Recién levantada -otro dilema-, como hacer una descripción así, sin ganarse un enemigo imprevisible y mortal para los restos. Sólo la he visto una vez, y su aspecto era como de haber estado de marcha la noche anterior, algo apagada pero suave y cálida, como un albornoz caliente.
Es en pijama como la he visto mas cómoda -quizá sea lo que más usa habitualmente-, y dueña de su espacio. Allí se mueve lentamente, con una armoniosa y suave cadencia, como si se deslizara por delante de uno.
El atardecer es su mejor momento, cuando sus ojos recuperan ese brillo tan especial, su pelo -si soy afortunado- estará ya suelto, largo y algo ondulado -con las puntas mirando a todas partes- que, a veces -muy pocas-, usa para esconder una media sonrisa fugaz mientras agacha la cabeza, y otras, lo mueve acompasadamente -sabedora de su efecto narcótico en este observador-.
En esos momentos, quizás es posible una charla agradable, sin esa frialdad, triste y desolada, que casi siempre la acompaña.
Su voz, a esas horas, es suave y cálida, sin la tensión de otros momentos, en que se vuelve aguda y estridente -como sí quisiera destruir algo de sí misma fulminando a los demás-.
El capitulo de las miradas es -de lejos-, el mas complicado, pues, no en vano, esos ojos estupendos, y su ardiente mirada femenina son, a mí entender, su cruz y su esperanza.
Desde los ojos de pijama, algo apagados, discretos y profundos, hasta el brillo salvaje cargado de resentimiento, de sus ultimas horas con dos copas de mas, tenemos material suficiente para varios volúmenes -lo que no es el objetivo de este trabajo-, por lo tanto, trataré de hacer una aproximación breve.
Es de largo, para mí, lo más bello y especial que tiene su rostro, es en su mirada donde se perciben mas matices, desde una de rabia y dolor incontenible, hasta otra tierna, otra perdida, otra de complicidad, otra de resentimiento y así podríamos seguir hasta el infinito, pero aquí, me lo voy a hacer en plan rata -bastantes mareos literarios y de los otros, he tenido ya con los dichosos ojos-, y me remitiré a una canción -en plan moderno, multimedia- de JJ. Cale "Money Talks" que tiene esa calidez, en la voz de una mujer -esa misma calidez que hay en el brillo de tus ojos-, y me siento incapaz de expresar ahora -no tengo energías o ganas-. Te buscas la vida para oírla -porque la tienes por ahí-, así me ahorro algunos folios. Ecología descriptiva, lo llaman ahora los enteradillos de siempre, sobre todo, cuando no les pagan por palabras.
Sobre datos de talla, estatura, peso, proporciones... etc., por falta ¡otra vez! de información fiable, y mis dudas, a la hora de buscar informantes en su entorno. Porque ir con un metro a tomar medidas a su casa, no lo veo nada claro la verdad -la que me podría armar sería para no contarla-. Sólo me faltaría tener que llamar a Katty -por ejemplo-, y preguntarle esos datos -pensaría que estoy sonado, o que le quiero hacer un pijama de madera-. Así las cosas, me veo en el dilema moral de tener que elegir, entre correr el riesgo y quedar como un imbécil, o hacerlo a ojo y meter la gamba -asumiendo riesgos, que soy incapaz de imaginar en este momento-.
A estas alturas, y con los vientos que soplan, paso total de dármelas de valiente y que luego me monte una "Verbena de la Paloma" para mí solito, a la que me pille en su garito.
Reconociendo, que el gremio literario, en general, no ha pasado a la historia por sus rasgos de valentía o arrojo precisamente, y haciendo honor a esa cobardía ancestral, vilmente, renuncio de antemano a sufrir vete a saber que diabólicos sortilegios, por kilo mas o centímetro menos, y detengo aquí esta breve aproximación a algo, que todavía no se bien que es, pero tiene toda la pinta de ser una mujer.

6 de enero tarde muy tarde

Posdata:
No estoy zumbado, necesito reírme y me rio mucho haciéndolos -era por dejarlo claro-.
Después de este esfuerzo, si fuera capaz de llegar arrastrándome hasta el puente de la calle Almansa -sólo lo tengo a cincuenta metros- me tiraba a las Rondas.


*Fragmento del libro "Ruido de fondo".

jueves, 22 de octubre de 2009

No hay versos esta noche

No hay versos esta noche
ni rimas fáciles
no hay canciones
ni musas, ni nada,
sólo extiende sus alas una fría brisa
que roe los huesos.
Oigo tan lejana tu canción
que la última noche del año viene amarga
no traerá besos, ni una luna enamorada
sólo deseos, sueños brujos y una sutil estocada.
Y no hay versos esta noche
sólo una calle muy larga.

martes, 20 de octubre de 2009

Luna de agosto*

Nubarrones negros salpican la noche. La luna, amedrentada, asoma tímidamente sobre la ciudad, entre las oscuras manchas del cielo. Vómitos corren hacia las alcantarillas. Sudor, lágrimas, meadas de sangre, llantos, gritos, forman un caudaloso rio de líquidos humanos que se dirigen presurosos hacía un submundo de heces y sangre.
El depredador sueña lágrimas negras, los muertos, le salen al paso y le preguntan, se encoge de hombros y sonríe. Camina por una calle oscura y solitaria -huyendo de si mismo-. Sus pensamientos escupen saliva y sangre, su dolor, se multiplica en las turbias esquinas de la ciudad, vaga solitario hacia el barrio de los sueños rotos.
La luna, se lo mira tímidamente, lo contempla con consternación y espanto, él, no se deja ver, huye de la opaca y triste luna.
Perros y gatos sangran por las calles, se tienden mortales emboscadas. Los vecinos, apuestan por unos ú otros, ríen satisfechos.
Los pájaros, siembran el asfalto con sus alas aplastadas contra el suelo, enloquecidos por los ríos de sangre y lágrimas que la luna trajo consigo.
La muerte espera, como un animal agazapado, en cualquier esquina, pero no es su noche; noche voraz -de luces y sombras-. Camino tenebroso donde no hay espacio para las risas, y los sueños, se aplastan -unos a otros- con temeraria puntualidad.
Las ratas -alborozadas-, saltan alrededor de los sumideros de las alcantarillas, en medio de los charcos sanguinolientos que la riada pestilente amontona junto a las rejillas de los desagües de la metrópoli. Suenan gritos aterradores por todas partes.
Sirenas aúllan en la noche, sus luces centelleantes acompañan la represiva canción. La policía es la dueña del monopolio de la violencia, administra el miedo entre los gritos desesperados de los detenidos; que conocen de sobras su destino, es el enorme basurero maloliente de los limites de la ciudad, donde una sima pútrida -coronada por un enorme agujero-, los conduce al infierno de nuestra basura, y, sus gases, serán el último y fétido perfume que esas almas desdichadas olerán antes de morir.
La oscuridad se adueña de la luna, de la risa, la parca se regocija y se marcha susurrando... déjalos vivir, sufren estando aquí.
Es el distrito de los corazones rotos.


Para Mª José, in memorian.

* Fragmento del libro "Ruido de fondo"

lunes, 12 de octubre de 2009

Tengo poema esta noche

Tengo poema esta noche
una cita, una ocurrencia,
metáfora, fantasía, derroche
un sin vivir, una impaciencia.
El color de tu carmín
rebota en la cristalera
y tus ojos..., ¡ay de mis ojos!
breve relámpago azul
entre reflejos de almendra.
Madrugada de tinta y papel
noche de humo y de vueltas
de tu pelo, a tu pie
de los ojos a la boca
besos de miel..., y a tu piel.

viernes, 2 de octubre de 2009

Quisiera

Quisiera verte entre mis brazos
ceñirte a mi cuerpo aventurero
llenar el pecho enamorado
de rimas y de encuentros,
de lunas y de alientos.
Para poder sentarnos
bajo el viejo limonero
y mecerte con sueños,
cuentos, y otras cosas,
a mi lado te requiero.