martes, 30 de diciembre de 2014

Para Estrella

— La noche es nuestra, Matajari de mercadillo…
Su rostro dibujó una sonrisa de chochete televisivo. Estaba equivocado, la noche era suya.

lunes, 6 de octubre de 2014

Brindis (para "El club de la lucha emocional")

Qué los poetas tengan
buena noche
sin abismos ni desiertos
y los versos
sueñen paisajes infinitos,
y sus sombras, jueguen
con la luna y sus misterios.

jueves, 5 de junio de 2014

Cumpleaños

Ahora Estrella no estoy preparado, pensaba que era mañana, ¡por Dios, qué desespero! Ya te has puesto interesante, obligado como estoy, a celebrar contigo, en la distancia, tal día como hoy. Recordar un gesto o un desdén, el cuento perdido de una noche triste o la euforia de un poema culminado como si fuera un buen polvo. Ahora, Bella, toca caminar en solitario, abrir senderos nuevos en el alma, recorrer el corazón, dejar partir al dolor con los ojos bien abiertos.
Esta tarde pondré tu canción, y tomaré una copa solo, entre mis libros; quizá te escriba alguna cosa, quizá no, pero estaré contigo.


martes, 3 de junio de 2014

Error fatal

Cuando me di cuenta de que le gustaban tonticos era demasiado tarde para hacerme el mongui.

jueves, 22 de mayo de 2014

Blues

Rocky Lawrence es el bluesman más genuino al que he tenido el placer de saludar. Un músico campechano y alegre, que aún recuerdo dando saltitos con una Fender durante la jam con “Chino”, como si la energía contenida en la guitarra le fuera dando pequeñas descargas; sin duda, ansiosa por empezar y con la intención de prolongarse más allá de sus límites.
Quizá el blues os traiga a la memoria un pequeño y tronado garito de algún suburbio de una ciudad cualquiera una noche indefinida, para mí es más que eso. También lo son las horas inacabables de una madrugada fría y desapacible, a solas con una botella de bourbon y el hipnótico y doloroso recuerdo de un amor perdido; o un vagabundo solitario caminando una noche de luna por una desierta carretera de Alabama; o un negro que llega a un cruce de esa misma carretera secundaria con una ajada gabardina, el sombrero polvoriento y la vieja guitarra apoyada en la raída maleta, donde, bajo un sol de plomo, se sienta a la espera de un conductor generoso que lo acerque a una gasolinera, da un sonoro resoplido y, con gesto cansado, se quita el sombrero y se enjuga el sudor del rostro con un pañuelo blanco y gastado. 
Mucho se ha escrito sobre el blues, tipos muy doctos han llenado páginas y más páginas sobre el tema, se han hecho multitud de documentales y cientos y cientos de entrevistas, millones de discos recorren el planeta, miles de músicos de todo el mundo están presos en sus acordes y su maldición.
El blues es una manifestación de la contienda de los hombres con su fatal e ineludible destino, desarraigo y hogar, pasión y amor fatal; y también una noche mágica de música, amigos y copas; mientras, sobre una de las tarimas del pequeño lago del Parque Central de Nou Barris, un tipo de Conneticut, a solas con su guitarra acústica y acompasándose  con el pie; con voz cálida y profunda desgarra viejos temas de Robert Johnson. 


viernes, 2 de mayo de 2014

Pesadilla

Cuando vi el pan de payés, tirado en las vías del andén del metro de Canyelles, me eché a temblar; todo volvería a comenzar…

miércoles, 9 de abril de 2014

Presentación libro

El próximo 25 de abril, a las 20.30 h, en La dinamo (C/Molino 1 local 3), presentación del libro "El eco de mis pasos", de Mario Ortiz, + recital poético a cargo del autor. Os esperamos.


miércoles, 12 de marzo de 2014

Despertar

Llevas razón, no ha quedado mal si se tiene en cuenta que fue improvisado. Hasta tiene una falta de ortografía de primaria, fruto del flujo de tiempos verbales que se manejan -o te manejan- y el atropello de palabras que aparecen y desaparecen a toda pastilla. Un sinfín de procesos corren desesperados por los laberintos inconscientes en un barullo entre festivo y adolescente; y un cosquilleo eléctrico se apodera de los oscuros senderillos de la mente como una dosis de cocaína. Subidón, subidón.
La culpa no fue del todo mía, la maría jamaicana también puso de su parte, que conste. El rollo zen no se me da bien, así que me lo monto con el petardo de toda la vida.
“En los directos, ya se sabe”, diría otro.
La obsesión de corregir, y el viento frío de una mañana de primavera recorriéndote el cuerpo mientras caminas Rondas adelante. La ciudad despierta. Yo despierto. Y camino y camino… 

Senderos

Buscaba entre los claroscuros del bosque el sendero de la vieja fuente de mis paseos. Los trabajos de limpieza y aclarado del año anterior habían transformado el paisaje. Trocado la pista en vereda y viceversa; cegado algunas de éstas con la maleza sobrante de la tala, y abierto caminos nuevos con la intención de facilitar la circulación de los vehículos contraincendios en este sector del parque.
Perplejo e indignado delante del lugar donde intuyo arrancaba mi camino miro hacía atrás… El viejo sendero, hecho paso a paso, hora a hora, con todo lo que hace a un  sendero serlo, su alivio en una dura ascensión o la ruta rápida, imposible para los vehículos, hasta mi fuente. La planificación había ganado la partida al hombre desnudo y su experiencia, a su sentido común, a sus latidos y afanes. 
Siempre mareando al personal. Esta vez, con la excusa de la lucha contra el imprevisible incendio forestal, que se agazapa furtivo, como una alimaña acorralada dispuesta a vender cara la piel a las primeras de cambio, me han robado un viejo camino, bello y eficaz; un lugar donde el ritmo y la sagacidad del hombre le siguen ganando la partida a las máquinas. Eran rutas compatibles, pero la pista forestal se ha impuesto y ejerce su implacable hegemonía sobre las veredas humanas, cegando mi sendero querían también arrebatarme el recuerdo de un mundo, para ellos inoperante y pasado de moda.
Más allá de la metáfora social, que el personal con mucho tiempo libre pueda llegar a interpretar al leer estas palabras, lo cierto era que la entrañable ruta era el camino más corto para llegar a la fuente y ya no existía.
¿Tendré que ir por la pista, llena como suele estar de ciclistas psicópatas bajando a toda pastilla sin tocar el timbre? Un paseo apacible se había transformado en una ruta implacable. Había que elegir… entre una batalla sobre una pista polvorienta, o arriesgarse y, en plan kamikaze, tratar de abrir trocha con mi navaja suiza por la selva inexpugnable paralela al regato de mi cañada. 
La pista es cómoda, pero peligrosa. Larga y plagada de curvas sin visibilidad, una serpenteante metáfora contra reloj por llegar a tu destino antes de morder el polvo en una profunda cuneta camino de la fuente. Los caminos sin corazón acaban matando, pero abrir trocha en esa selva es un suicidio. Tardarían años en encontrar mi cadáver y acabaría por ser pasto de las alimañas que recorren las noches del parque. ¡Noches como esta! –exclamé por lo bajini, al ver que la luz desaparecía con rapidez tras una colina próxima al Tibidabo. La noche, voraz y posesiva, se avalanzaba sobre el parque con el frenesí de una desequilibrada cachonda.  

Nunca seré un tipo de mayorías. Soy un hombre de sendero.  

miércoles, 26 de febrero de 2014

Sueño

Ahora, encogido el corazón, seca la boca,
por dejar atrás el dolor y la tragedia,
pienso en ti, te encuentro en el espejo.
Por un instante, entreveo tu rostro fugitivo
seguramente estoy dormido, y tú, desnuda,
te muestras un instante y te me escondes,
coqueta, entre ausencias, pasiones y reflejos.
Tras abismos insondables, ahora,
preso el corazón, la voz remota,
busco tus pechos, tus ojos y tu boca.
Aparece en un vocablo,
cogido al vuelo, en un susurro,
tu voz, tu acento isleño,
y no es verdad, no es más que un sueño.