Llevas razón, no ha quedado mal si se tiene en cuenta que fue improvisado. Hasta tiene una falta de ortografía de primaria, fruto del flujo de tiempos verbales que se manejan -o te manejan- y el atropello de palabras que aparecen y desaparecen a toda pastilla. Un sinfín de procesos corren desesperados por los laberintos inconscientes en un barullo entre festivo y adolescente; y un cosquilleo eléctrico se apodera de los oscuros senderillos de la mente como una dosis de cocaína. Subidón, subidón.
La culpa no fue del todo mía, la maría jamaicana también puso de su parte, que conste. El rollo zen no se me da bien, así que me lo monto con el petardo de toda la vida.
En los directos, ya se sabe, diría otro.
La obsesión de corregir, y el viento frío de una mañana de primavera recorriéndote el cuerpo mientras caminas Rondas adelante. La ciudad despierta. Yo despierto. Y camino y camino
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