jueves, 8 de febrero de 2018

Embozada 1

El asunto de aquellos recurrentes perfiles apócrifos de carácter mercantil alimentó en mi interior la inquietante sospecha de que podría estar trabajando en el castigador y tenebroso sector del telemarqueting -un mundo bastante aperreado por lo que me han contado-, o bien, que alguien próximo a ella sí lo hacia y le estaba proporcionando el asesoramiento necesario para llevar a cabo aquel copioso y caricaturado despliegue de bambalinas cibernáuticas.

-Tío, pareces algo desnortado.
-No vas desencaminado, Grillo. ¿Crees que la piba quiere tomar las riendas de la historia? Porque ahora mismo se las cambiaba por uno de sus ligueros. No sé qué espera de mí, la verdad.
-No seas paranoico, sólo intenta meter baza. Quiere que la escribas, so atontado. Silba o se columpia. O sea, desea un papel más activo o se aburre un montón.
-¿Y qué pretende con esa actitud de: Hola guapo, soy muy mala? La soledad no suele ser una buena consejera, porque ni ella es malvada ni yo soy ya guapo.
-Me parece que malinterpretas sus acciones, aunque es un tema interesante tenga o no tenga que ver con ella. En bastantes ocasiones, esa conducta, sea consciente o no, muestra o enmascara, según se mire, ese oscuro deseo, casi siempre inconfesable, de una reprimenda o unos azotitos y un buen polvo.
Sea como sea, es imposible desligar esas acciones de las tensiones propias de su edad, pero te puedo asegurar que ella misma pone los obstáculos con los que después se tropezará. Es una manera de justificarse a si misma su propia soledad, y puede que el tiempo y el esfuerzo mejoren esa situación; porque cuando te atrincheras en el papel de víctima y comienzas a hacer responsables a los demás de tus conflictos, éstos se enquistan y comienzan a devorarte.
Lo cierto es que cuesta el mismo esfuerzo tratar de ser feliz que infeliz. Uno nos hace el camino más llevadero, el otro lo puede convertir en un infierno.
Tú y yo sabemos de eso, y hemos aprendido a reírnos de nosotros mismos, a no tomarnos tan jodidamente en serio.
-Tienes razón. Es posible que para algunas ese númerito pueda tener su morbo, pero, bien mirado, yo tampoco la acabo de ver en esa onda, Grillo. En un contexto de mucha complicidad es fácil que pueda darse, pero en éste está más que descartado.
- Ya, ya, puestos a hacer cábalas... Cómo el mosquito de Parque Jurásico, eh. Vaya tela. Cada día estás más sonado. Te supongo consciente de que llevas meses y meses sin saber nada de ella y estás interpretando los hechos de una manera bastante arbitraria; y las conclusiones que pretendes dar por ciertas, son, como mucho, el resultado de especulaciones carentes de fundamento. Un disparatado producto elaborado por una mente calenturienta que no sabe a que atenerse.
-A veces derrapo en las curvas de mujer. No es nada nuevo, ya me conoces. Pero me tiene preocupado, después de tanto tiempo quién sabe cómo estará. Desgraciadamente, mi intuición, a pesar de no ser infalible ni mucho menos, suele tener un cierto grado de fiabilidad, y de momento solo le llegan malas vibraciones.
Últimamente la suelo imaginar en un viejo inmueble del Clot... Apenas una débil sombra recortándose entre los difusos claroscuros de su pequeña habitación... De vez en cuando se acerca hasta la ventana y aparta el visillo unos centímetros para observar de soslayo el ir y venir de la vida a través de esa estrecha abertura; la pequeña brecha por donde, a pesar de sus recelos, de tanto en tanto se le suelen colar de rondón las breves pero intensas imágenes que alimentan sus más fervientes anhelos.
Voluble, fugaz y dueña de una singular belleza; como el arco iris.
-Como muchos sueños, tío; como muchos sueños.


Hace unos meses, cuando tomé la acertada decisión de seguir adelante, conocía perfectamente los riegos que entrañaba: Si no cambiaban mucho las cosas, la posibilidad de que acabase por odiarme para los restos era bastante elevada.
Pero dejarlo sin terminar de contar todo que he sentido o pueda llegar a sentir sería traicionarme, y a eso no estoy dispuesto. Si aquella delicada decisión lleva implícita alguna dolorosa renuncia bienvenida sea.




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