jueves, 1 de julio de 2010

23 de julio*

No me lo creo oruga*. No me vengas con milongas -estás jugando conmigo-. De acuerdo que tanto cambio de sistema operativo puede agobiar, pero de ahí a que se volatilicen los poemas hay un océano. Que te pone nerviosa el Ubuntu ¡venga ya!
Para tu información, no es mandinga. Así que no te hagas ilusiones y no me marees los cuentos, porque si se pierden los poemas te condeno a la perpetua.
Ayer, tenía una luna llena para mi sólo -próxima y brillante-. Con esa luz que tienen las lunas de verano -noche de amantes-. Sus rayos rebotaban en las baldosas del suelo -dando a la pared un brillo cambiante- jugando con las sombras. Éstas, corrían asustadas a ocultarse tras el bajo del viejo sofá, huyendo de los placidos reflejos que amenazaban con iluminar sus rincones más profundos. Un haz -ligeramente plateado- rielaba en los azulejos, llevando un fugaz y pálido gris blanquecino a la estancia -al tocar levemente los perfiles de la oscuridad- poco antes de que, su luz, despejara los abismos que encierra la noche. 

*Ordenador personal del autor.


*Fragmento del libro "Ruido de fondo".

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