domingo, 16 de agosto de 2009

La casa sin rostro

La luna nos contempla,
la fugacidad de tu deseo
y mi sed de tu aliento,
relámpago y trueno
entretejidos, turbulentos,
chocan en la montaña
de tus amores esquivos.
El azar no existe,
y tu rencor, y tu amor,
palpitante sinrazón,
duermen conmigo.
Hermoso y fugitivo
ensueño, retraído,
voraz y primitivo,
es tu cuerpo, insensatos
y efímeros, los sentidos.
La ilusoria y frágil
morada de cartón
donde vives y sueñas,
esa casa que, con tanto
esfuerzo has construido,
es, por desgracia,
tan singular y pequeña,
que no cabe el amor,
que, cielo, no cabes
ni tú, ni nadie contigo.
Y sin embargo, sueño
encuentros, invento
juegos de alcoba,
de mesa, baño y sofá,
besos nuevos,
placeres furtivos.

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