Morena, estoy cansado
de dormir solo
y con tus bragas al lado.
Al borde de tu abismo
te sueño olvidada,
de través, ensimismada,
a mis ojos fugitiva,
y a tu piel, morena,
va la mía encadenada,
entre lunas, condenada.
Al rayar el alba,
entre las brumas
marinas vuelan
palomas blancas.
Es tu sonrisa,
robándome el sueño
y la mirada,
décimas de amor,
sin cadencia ni metro,
a tus pies depositadas.
Quiero sentirte
desnuda, entre
sábanas azules
y risas blancas.
Los pies de besos
calzarte, señora,
besos de miel,
tiernos como
tus pechos, rojos,
como tus bragas.
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